22 de abril de 2013

ENTRE HILOS Y AGUJAS ANDA LA COSA...
Entre hilos de todos los colores y tamaños como entre agujas de ganchillo, de punto o de costura es como se pasan parte del día las mujeres más importantes de mi vida. Esta entrada bien merecida es para ellas, para mi madre, mi abuela y mi tía Felisa.
Tres mujeres que se merecen un monumento por esos remiendos imposibles, esos zurdidos tan aparentes, por esos bajos y pitillos inexplicables que dejan como nuevos y por todas las horas y horas que dedican a los demás arreglos…
Cada una le da a lo que más sabe. A mi santa madre que no le quiten sus bajos ni su cosa “menuda”, que para eso ya está ella. A mi Felisita que no le toquen su punto de cruz y sus vainicas y a mi querida abuela, su punto bufandero y su cadeneta de flores. Mi madre poca vista con y sin gafas (pobrecica mía), mi tía Felisa con sus gafas por delante, pero lo más inexplicable de todo este asunto es que mi abuela a sus 93 años y más tiesa que una mesa, no utiliza las gafas porque cose (y lee) mucho mejor sin ellas.
Por lo tanto he ido recogiendo lo que traen entre manos, y para no variar la cosa anda entre hilos y agujas…
Los mandiles de cocina que podéis observar son elaborados totalmente por mi tía Felisa, personalizados desde el color de la tela, el tipo de punto y el tamaño. Los hace por encargo ya sean mandiles pequeños como grandes.

 







           


 



El mes de mayo o mes de las flores se va acercando, y mi abuela ya se encarga de hacerlas ella misma. Cadeneta tras cadeneta va hilando hasta conseguir una hermosa y frondosa flor. Ya sea para unos pendientes, para gorros, pincitas para el pelo o broches, mi abuela te las hace del color, tamaño y unidades que tú desees. Igualmente los cuellos bufanderos, gorros y bufandas.


















Manos de santas son las que tienen estas tres mujeres que hacen de una tela inservible una prenda bonita y original.
Tres mujeres que con pocos puntos aprueban y con nota.